Por no saber hacer las cosas bien
terminé en un rincón lastimada
llamándome ilusa, idiota, tarada
haciendole daño incluso al querer.
Por no saber mentir con franqueza
les regalé una falsa ilusión
que si bien les devolvió la esperanza
no bastó hasta donde mi alegría alcanza
para animarles de verdad el corazón.
Y nos cogimos de las manos
y nos miramos en silencio
y supimos que todo había acabado
que, a partir de ahora, todo sería incierto
Fué entonces cuando descubrimos que
-en el alma-
ya estábamos muertos
2 comentarios:
me encanta desde luego, es maravilloso cómo describe ese dolor tan angustiante del vacío emocional. triste pero real. un besito, hacía tiempo que no te visitaba
Ualaaa...acabo de descubrir tu blog. Y el mio ya la habias descubierto xDD
Poz weno, estará fichado para cuando haga mis paseos virtuales;)
Un besote
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