Diría una vez más que no sé escribir, pero llegados a este punto ya no se trata de eso. Si algo he aprendido en todo este tiempo es que las palabras acortan distancias, todo tipo de distancias -de tu boca a mi boca, de mi cabeza a mi corazón-, y no me queda otra alternativa que usarlas, aunque se desgasten y carezcan de sentido, o se emborronen al mezclarse con sal.
Pido disculpas a quien corresponda, pero esta vez no pienso rendirme.