domingo, 25 de noviembre de 2007

Sentimiento vacio

Por no saber hacer las cosas bien
terminé en un rincón lastimada
llamándome ilusa, idiota, tarada
haciendole daño incluso al querer.

Por no saber mentir con franqueza
les regalé una falsa ilusión
que si bien les devolvió la esperanza
no bastó hasta donde mi alegría alcanza
para animarles de verdad el corazón.

Y nos cogimos de las manos
y nos miramos en silencio
y supimos que todo había acabado
que, a partir de ahora, todo sería incierto

Fué entonces cuando descubrimos que
-en el alma-
ya estábamos muertos

domingo, 18 de noviembre de 2007

Incrédula

Paso las horas
buscando refugio
entre versos anónimos
que me abriguen,
que me hagan olvidar
tu ausencia

pero

cada palabra se clava
evocándote en mi recuerdo
y
me gusta tanto
que a pesar del dolor
de no tenerte
aquí,
ahora,
meto el dedo en la herida
para volver a degustar
tus labios
y mecerme con su risa.

“Si estuvieras aquí…”
-dices-
y un escalofrío recorre mi espalda
como si fueran tus dedos,
fríos
en una caricia
haciéndome creer
que llegará el momento
(créeme)

Quiero gritar al infinito
que desde que nos conocimos
no he dejado de pensar en otra cosa
que no seas tú.

Y quisiera
romper con besos
tus malos despertares
y pasar las noches
amarrada a tu cintura
cuidándote
muditos los dos
soñando juntos,
ganando juntos,
perdiendo juntos.

No te preocupes
si todo se torna gris
que ya sabes que
como nos complementamos
yo te presto
mi bandeja de acuarelas
cada vez que te haga falta.
Y me agarras si me caigo
-y viceversa-
que, como dice el abuelo
“puedes contar conmigo”

Disiparemos las dudas
a golpes de lascivia
en cualquier rincón
hasta acabar rendidos,
asegurándome así
de que no se te olvide
ninguno de los mil tequieros
que te he prometido.

Hace tiempo que
dejaste de ser importante
para convertirte
en imprescindible.

Ya sabes que esto no se me da bien,
que lo mío es dar abrazos
y no escribirlos.
Sin embargo
necesitaba que supieras
en primera persona
sin miedos ni vergüenzas
que eres perfecto
aunque tú no lo veas.
Que cada defecto
de esos tantos que dices tener
sólo hacen que
por cada segundo que pase
me gustes un poco más,
porque nunca una mirada
había significado tanto
y estoy tan segura
(de todo,
de ti)
que las lunas se han quedado mudas
y ya no me torturan
repitiéndome en mi almohada
que no puedo tenerte.


Ahora paso las noches
muriéndome en tus brazos
repitiéndome, incrédula
que no puede ser verdad,
que no puede existir alguien que
sea capaz de
convertir el infierno en el cielo
con sólo decir “te quiero”

viernes, 16 de noviembre de 2007

Ángel González

A VECES

Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.


[Ángel González]

martes, 6 de noviembre de 2007

A.M.Z

He moldeado
con masa de pan y azúcar
un manojo de ilusiones
mudas,
estériles,
capaces de hacerme sonreír;
salpicando
con lágrimas saladas
los sueños
que un noche decidieron
esconderse
en mi almohada
para hablarme de ti,
y llevo ya tiempo jugando
de la manera más infantil
a ilusionista
fabricando sonrisas
(como una cría)
con la única
intención
de hacerte feliz