jueves, 10 de abril de 2008

Toma de contacto

Despertó a las siete de la tarde, inquieta. Abrió los ojos temiendo que la luz que entraba por la ventana la desperezara por completo y no poder disfrutar de esos cinco maravillosos minutos de somnolencia en los que cada mañana su fuerza de voluntad se enfrentaba con sus ganas de seguir soñando. Aún así se sorprendió de la oscuridad que la envolvía, y sonrió al recordarse bajando la persiana antes de meterse a la cama. Cerrando de nuevo los ojos empezó a girarse, notando como las sábanas se despegaban de su piel desnuda, deseando que fueran algo más que simples tejidos inertes. Como por inercia se llevó las manos al vientre y empezó a subir lentamente palpando cada palmo de su piel, soñando con yemas de dedos ajenos. La ventana se abrió de golpe y una ráfaga de viento helado recorrió su cuerpo, borrando cada huella, creando una inexistencia llena de nada.

No hay comentarios: