miércoles, 24 de agosto de 2011

Noche

Una amiga me dijo hace poco que cuando se mete en la cama por las noches no es capaz de dormirse. Dice que se queda pensando todo lo que le gustaría llegar a hacer, desde lo más trivial a lo más trascendente, y que llegado a cierto punto se siente capaz de conseguir absolutamente todo lo que se imagina. Mi cabeza, por otro lado, echa a volar antes de entrar a la cama. Mientras me pongo el pijama y me lavo los dientes, pienso en todo lo que quiero y lo que no tengo. Pienso en lo que echo de menos, en lo que he perdido. Pero, al final, me voy a la cama con la sensación de que algo mejor va a llegar. Seguro, va a llegar.